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Coronavirus: La importancia de cuidar la calidad del aire

Especialistas en sistemas de acondicionamiento de aire explican cómo preservar los interiores de contaminantes. Cómo impacta la actual pandemia en la operación de los sistemas y en el diseño de las nuevas instalaciones.

En las oficinas la recomendación es recircular la menor cantidad de aire posible.

El aire en un ambiente cerrado puede tener mayor concentración de contaminantes que en el exterior. Con lo cual, la renovación y el monitoreo de la calidad del aire son fundamentales para proteger la salud de los ocupantes de un edificio.

Estas recomendaciones toman especial magnitud en el contexto de la pandemia. La estrategia de ventilación más adecuada para garantizar una buena calidad del aire interior sería llevar al máximo posible la cantidad de aire exterior, mejorar la eficiencia del filtrado (con filtros de mayor retención de partículas), instalar lámparas del tipo UV germicidas y bactericidas. En los edificios que se usan en horario diurno, como oficinas y locales comerciales,n se sugiere que se deje operativa la instalación en ventilación durante la noche para renovación total del aire de los locales.

Para el Ingeniero Armando Chamorro, director del Laboratorio de la Calidad del Aire Interior del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Nacional de San Martín, el abundante suministro de aire exterior decrece la exposición a un patógeno por dilución, es decir, se reduce el riesgo de contraer una enfermedad respiratoria. “No es conveniente recircular el aire en épocas de pandemia. Debe primar la salud sobre lo económico”, enfatiza.

Los especialistas anticipan que el Covid 19 cambiará los parámetros de diseño aunque todavía no están claras las normas que se van a aplicar en las nuevas instalaciones. “Seguramente seguirán las recomendaciones actuales pero potenciando mayor aire exterior filtrado. El uso de lámparas UV irradiando serpentinas de aire acondicionado ha sido probado como una técnica suplementaria que, sumada a un buen mantenimiento de equipos de aire acondicionado central, ayudan a minimizar el crecimiento microbiano en las serpentinas de aire y bandejas de condensado”, amplían.

“La estrategia más simple es ventilar, ventilar, ventilar, es decir, renovar el aire interior con aire exterior. Aunque parezca increíble, el aire interior está generalmente más contaminado que el aire exterior”, explica Chamorro . “Si pasamos alrededor de un 90% de nuestras vidas en espacios interiores, el aire exterior es vital y máxime si se lo filtra adecuadamente para eliminar el polvo atmosférico”, destaca el especialista.

Carlos Grinberg, consultor y asesor en eficiencia energética y certificaciones de edificios coincide. Y apunta sobre la necesidad de que los ambientes acondicionados cuenten con equipos que tengan la opción de tomar aire exterior. De hecho, la Superintendencia de Riesgos de Trabajo define la cantidad de aire exterior necesaria que hay que incluir en función de la ocupación y características del ambiente en el que se desarrollen las actividades laborales.

El confort de las personas, totalmente asociado a la calidad de aire interior, está regulado por la temperatura, la humedad relativa y el movimiento del aire. Los olores también inciden en el bienestar. Si bien pueden no tener efecto directo en la salud como otros parámetros, producen una sensación desagradable o malestar emocional.

La mala calidad del aire implica, generalmente, una deficiencia en la cantidad de oxígeno. El aumento de monóxido y dióxido de carbono repercute negativamente sobre la salud de las personas y produce dolor de cabeza, embotamiento y somnolencia. Además, se pueden sumar otros contaminantes químicos, como el formaldehído presente en el material de los muebles, y biológicos (hongos, bacterias y virus).

Los parámetros que miden la calidad del aire en el interior de los edificios son diversos. “Por lo general, se miden los elementos de confort térmico y ciertos contaminantes. Particularmente, el anhídrido carbónico, el gas que exhalamos al respirar, nos sirve para evaluar si el aire se renueva debidamente” destaca Chamorro.

Por otro lado, la capacidad sanitizante del ozono y la radiación UV, usada desde hace tiempo en las áreas de salud e industriales, ahora se empieza a difundir para neutralizar virus y bacterias en los ambientes de uso masivo. Sin embargo, su empleo tiene restricciones porque afecta la salud de las personas. “El ozono es muy efectivo para eliminar olores mientras que la radiación UV lo es como método germicida en situaciones controladas y no es recomendable irradiar a las personas ya que produce lesiones a la vista”, aclara Chamorro. Además, señala que gran cantidad de lámparas UV pueden transforman el oxígeno del aire en ozono, un gas que a pesar de sus características sanitizantes puede ser muy irritante del sistema respiratorio y la vista. Y produce oxidación violenta en ciertos materiales y destiñe prendas.

Según los especialistas, para el regreso al trabajo en las oficinas, el protocolo básico que asegure la calidad del aire debería tener en cuenta:

1) Limpieza periódica y sostenida de filtros. Cambio o renovación de los mismos.

2) Utilización de lámparas UV.

3) Funcionamiento nocturno en ventilación para asegurar limpieza continua del aire del edificio.

4) Limpieza de calzado a la entrada del edificio y asegurar que el edificio esté en presión positiva frente al exterior para impedir el ingreso de aire no filtrado.

Por último, los protocolos recomendados en referencia al Covid deben tener una evaluación de riesgos efectuada por un higienista ocupacional con experiencia en la evaluación, mitigación y control de patógenos en ambientes laborales, quien va a considerar las actividades relacionadas con riesgos biológicos, donde deben ser tenidos en cuenta los controles de ingeniería, los principios de una buena protección personal y la debida capacitación.

Fuente: https://www.clarin.com/arq/coronavirus-cuidar-calidad-aire-vital_0_xUQXDAZXT.html